En el capítulo 11 de Apocalipsis se narra la visión de Juan sobre los dos testigos que profetizarán durante 1260 días.
Estos testigos, que son descritos como dos olivos y dos candelabros, tienen el poder de cerrar el cielo para que no llueva, de convertir el agua en sangre y de enviar plagas sobre la tierra. Los 2 testigos son atacados por una bestia que sube del abismo y los mata. No se permite que sepulten sus cadáveres y durante 3 días y medio todo el mundo ve sus cadáveres. Los moradores de la tierra se alegran y se envían regalos entre ellos. Después de tres días y medio, resucitan y son llevados al cielo en presencia de sus enemigos. En ese momento, se produce un gran terremoto que destruye la décima parte de la ciudad y mata a siete mil personas. El séptimo ángel, con la séptima trompeta, con el último de los 7 juicios divinos que Dios envía a la tierra como castigo por sus pecados, es anunciado como el tercer ay. En resumen, el capítulo 11 de Apocalipsis muestra el poder y la protección divina sobre los testigos que profetizan en Jerusalén, la destrucción de la ciudad y la defensa de Dios sobre sus enemigos. Este pasaje se interpreta de 2 maneras: - El templo y el altar representan la iglesia y los creyentes verdaderos, mientras que el patio fuera del templo representa a aquellos que están fuera de la fe. - Se puede interpretar de forma literal y asociarlo con la profecía de la construcción del tercer templo en Jerusalén antes de la venida de Cristo. El templo sería destruido y el área fuera del templo sería dominada por las naciones en un tiempo determinado.
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