Apocalipsis de 15 y 16 describen una serie de eventos que ocurren durante el tiempo del Juicio Final, donde Dios derrama su ira en forma de plagas sobre la tierra.
En el capítulo 15, el apóstol Juan ve una señal grande de siete ángeles con siete plagas llenas de la Ira de Dios.
También observa a aquellos que han sido vencedores sobre la bestia y su imagen, cantando un cántico de victoria.
Luego, Juan ve el templo del tabernáculo del testimonio en el cielo, que se abre revelando los siete ángeles con las siete plagas.
En el capítulo 16, los ángeles comienzan a derramar sus copas sobre la tierra.
Cada copa trae consigo una plaga diferente y devastadora.
La primera copa causa úlceras malignas en las personas que tienen la marca de la bestia y adoran su imagen.
La segunda copa convierte el mar en sangre, provocando la muerte de todas las criaturas marinas.
La quinta copa sumerge el reino de la bestia en tinieblas.
La sexta copa seca el río Éufrates para preparar el camino de los reyes del oriente.
La séptima copa derrama una lluvia de granizo mezclada con fuego, destruyendo ciudades y provocando un terremoto devastador.
A medida que las copas se derraman, las personas blasfeman y se niegan a arrepentirse de sus pecados.
Sin embargo, el juicio de Dios continúa sin cesar.
La humanidad continúa sufriendo y se enfrenta a la ira divina debido a su falta de arrepentimiento y rechazo a Dios.
En resumen, los pasajes del apocalipsis de 15.1 a 16.21 describen la Ira de Dios manifestada a través de las siete plagas derramadas como juicio sobre la humanidad incrédula durante el tiempo del fin.
Estas plagas causan sufrimiento y destrucción en la tierra como consecuencia del rechazo de la humanidad a arrepentirse de sus pecados.
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