Apocalipsis 10.1 a 10.11 narra la visión de un ángel poderoso descendiendo del cielo y sosteniendo un librito abierto en su mano.
Este ángel tenía una presencia imponente, con una pie puesto en el mar y el otro en la tierra.
El ángel proclamó un fuerte grito, y siete truenos respondieron desde el cielo.
Juan, el apóstol que recibía esta visión, estaba a punto de escribir lo que los siete truenos habían dicho cuando una voz del cielo le ordenó que sellara esas palabras y no las revelara.
Luego, el ángel hizo un juramento y declaró que ya no habría más tiempo de espera, y que cuando el séptimo ángel tocara su trompeta, se cumpliría el misterio de Dios como él había anunciado a sus siervos los profetas.
Después, el ángel ordenó a Juan que comiera el libro que tenía en su mano. Juan lo hizo y descubrió que el libro sabía dulce en su boca, pero se volvió amargo en su estómago.
El ángel le explicó que la experiencia representaba el anuncio de cosas dulces y amargas que Juan tendría que profetizar nuevamente a muchas naciones, reyes y pueblos.
En resumen, este pasaje del Apocalipsis describe la visión de un ángel poderoso con un libro abierto en su mano.
El ángel anuncia los siete truenos, cuyas palabras son selladas y no se revelan.
Juan recibe la orden de comer el libro, experimentando tanto dulzura como amargura, y se le encomienda la tarea de profetizar nuevamente ante muchas naciones.
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