El capítulo 20 del libro del Apocalipsis describe la escena del Lago de Fuego, llamado también "Segunda Muerte".
Según este relato, Satanás es capturado y arrojado al Lago de Fuego donde se encuentran también La Bestia y El Falso Profeta.
Posteriormente, todos aquellos que no estén escritos en el Libro de la Vida, es decir, los que no hayan creído en Dios, serán juzgados y arrojados también al Lago de Fuego.
La escena es descrita como un lugar de Tormento Eterno donde el fuego nunca se apaga y donde los condenados están en constante sufrimiento y dolor.
El autor del Apocalipsis presenta esta visión como una advertencia para que las personas se arrepientan y acepten a Dios en su vida para evitar la condenación eterna.
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